martes, 10 de marzo de 2015

Unión Civil No Matrimonial

Esta tarde se debate en el Congreso de la República el proyecto de Ley que busca garantizar un conjunto de derechos en favor de las parejas del mismo sexo que tienen como parte de sus proyectos de vida sostener su relación bajo la protección del Estado.

Unión Civil Ya
Considero que esta Ley no debiera ser otra que no fuese la Unión de Hecho o el Matrimonio Civil; sin embargo, para muchas personas estas figuras legales son propias de un tipo de relación y está reservada para el mundo heterosexual. Me pregunto entonces ¿qué de particular poseen las relaciones heterosexuales para considerar que sean “merecedoras de protección estatal” dejando de lado a las parejas del mismo sexo? Al parecer es extravagante y hasta enfermo que una pareja homosexual solicite la protección y resguardo al Estado de su proyecto de vida en común.

Para la humillación de muchas y muchos como yo, nuestras vidas serán tratadas como basura en este Congreso. Unos defendiendo la causa de la solidaridad y compasión que supone una figura legal que deja intacto el estatus de ser heterosexual y sus instituciones en este país: y otros para recordar que como basura social somos la puerta de entrada para el desenfreno, la perversión o el delito, como son el sexo con animales y el matrimonio forzado con niñas o niños.

Ambas posiciones son humillantes para las y los ciudadanos que hemos decido vivir con honestidad frente a nuestros deseos en medio de los mitos acerca del amor romántico o la vida en común. Por ello intentaré discutir en relación a algunos de los mitos que creen defender causas “justas” legitimadas por nuestro precario sistema de representación.

Martha Chávez
Comenzaré con aquellos argumentos presentados por quienes se oponen al proyecto de Unión Civil como Martita Chávez y Julito Rosas. Ambos voceros de las filas que no odian a las personas homosexuales, pero defienden el valor de la familia que se constituye a partir de una erótica exclusivamente heterosexual.

La familia es una institución natural y su fin es la reproducción. Nada más falso. ¿Es que acaso para estas personas las familias son conglomerados biológicos que garantizan la supervivencia de la especie humana? No. Socialmente las familias son agencias de cuidado mediados por el parentesco biológico o político que garantizarían la vida social, la cual implica una historia familiar, valores y normas, así  como la búsqueda de la autorrealización de cada uno de sus miembros en solidaridad con los otros. Podemos identificar que muchas veces no se cumple con su rol por lo cual son sujetas de sanción social. Los crímenes de feminicidio, niñas y niños maltratados por sus padres o madres o el suicidio de un adolescente gay o transgénero por razones de discriminación al interior de su familia, genera la indignación en la sociedad peruana. Eso nos da algún respiro y nos indica que no todo está perdido.

Luego de la aprobación de la Unión Civil de personas del mismo sexo vendrá la legalización del matrimonio con niñas o niños, consigo mismos y el sexo con animales. Todo indica que para estas personas la homosexualidad es el límite de la perversión permitida bordeando es asco y el pánico social o el absurdo del ego. En definitiva un mecanismo de protección y garantía de los derechos de las personas que hacen vida en común sigue pareciendo una perversión desde una mirada heteronormativa de la sexualidad humana. Ya se ha documentado largamente de su complejidad y sus expresiones, por ello no haré mayor mención aquí. Sin embargo, propongo que el debate busque centrarse en  aquello que llamamos ciudadanía sexual: es decir la facultad y capacidad que posee cada individuo en el proceso de su desarrollo para consentir las posibilidades y límites de su relacionamiento sexual. En otras palabras la capacidad de ejercer libremente con autonomía la responsabilidad de la práctica sexual y el relacionamiento amoroso. Para ello es necesario políticas de educación sexual en todos los niveles que garanticen información y valores de cuidado en esta dimensión de la vida humana. También es necesario distinguir los regímenes de libertad e indemnidad en el debate para que no se vea entorpecida la discusión entre el deseo sexual y atentados contra la indemnidad sexual que gozan las niñas y los niños. Para el caso de los animales, muchos estarán de acuerdo que deben gozar de un régimen de protección que garantice el respeto por ellos y la naturaleza en su conjunto. De esto poco se ha discutido. Lamentable.

Nos interesa proteger a los niños. Cada vez que estos voceros hacen esta afirmación, me pone muy triste. Porque ignoran que la sexualidad se va descubriendo y construyendo desde la adquisición del lenguaje. Que es un proceso individual que parte de los deseos y el desenvolvimiento de las emociones y los sentimientos personales. Es decir desde cuando éramos niños o niñas y nos acompaña a lo largo del desarrollo y decisiones en nuestra vida. Señalar la defensa de los niños de los homosexuales nos ubica en la marginalidad y nos excluye del respeto y dignidad como personas. Muchas personas homosexuales y, por supuesto, transgéneros son cotidianamente responsables o corresponsables de la educación de muchos niños y niñas. Muchas parejas heterosexuales confían algunas tareas en la educación o cuidado de sus hijos o hijas a parientes y amigos homosexuales, cuando necesitan de ‘una mano’. Entonces podemos ser buenos tíos, tías, padrinos, madrinas, niñeros, niñeras pero no buenos padres o madres. Parece bastante hipócrita esta posición.

Carlos Bruce
Por otro lado Carlos Bruce, considera este último punto indefendible, por ello excluye la posibilidad de adopción en los proyectos de vida en común por parte de parejas homosexuales. Pero además afirma que el matrimonio civil es para heterosexuales y por ello es necesario crear una nueva institución para los “especiales” homosexuales. Con esta fórmula hace evidente que el conjunto de prejuicios respecto a la sexualidad y la influencia negativa de las personas homosexuales en la sociedad, son más convincentes que la posición que defiende.

Decidir salir de la vida en clandestinidad para ejercer nuestros derechos en igualdad de condiciones parece ser un sueño de justos en un mundo aplastado por la sinrazón e ignorancia civil.

Ojalá podamos tener un debate que esté mediado por el respeto a los derechos y la dignidad de las personas esta tarde, pero creo que eso es otro sueño.

@Dermesto

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